El Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados y la Asociación por los Derechos Civiles en Israel, emitieron un comunicado de prensa llamando al Primer Ministro israelí, Ehud Olmert, a involucrarse en los esfuerzos internacionales para redactar un proyecto de resolución que impida el uso de bombas de racimo, la cual se pretende emitir durante una conferencia que se celebrará en Irlanda el 19 de mayo. Los dos grupos han recordado que desde el final de la segunda guerra del Líbano, entre Israel y Hezbolá, 33 civiles murieron y cientos resultaron heridos por las bombas de racimo, ya que Israel lanzó casi 1 millón de bombas de racimo en Líbano durante la guerra.

Los dos grupos dijeron: ‘Las Bombas de racimo contienen numerosas bombas secundarias, muchas de las cuales no explotan. Los restos que no explotan permanecen sobre el terreno y transforman la zona en un campo de minas. En consecuencia, el lanzamiento de las bombas de racimo cerca de un área con población conduce inevitablemente a bajas entre los civiles. A partir de enero de 2008, los restos que explotan con posterioridad en las bombas en racimo lanzadas por Israel durante la guerra, todavía se esparcen por casi 40 kilómetros cuadrados en el sur del Líbano. Desde el fin de la guerra, 20 civiles libaneses, y 13 miembros de Organizaciones Internacionales que participaron en el desactivación de las bombas, han muerto. Cientos de personas han resultado heridos por esos residuos’.

La Asociación para los Derechos Civiles en Israel exigió al gobierno que lleve a cabo una investigación penal sobre el uso de bombas de racimo. El Comité Winograd israelí, que se formó para investigar la guerra, dijo en su informe que Israel lanzó bombas de racimo contra zonas civiles en el Líbano, y que Israel sabía que los civiles que huyeran de sus hogares durante la guerra quedarían expuestos a su vuelta a daños causados por los restos de esas bombas.
Los dos grupos añadían que ya que Israel ha utilizado las bombas de racimo en la Segunde Guerra del Líbano, debe participar en la redacción de la convención y exhortó a Israel a no oponerse o ignorar la convención.

El uso de bombas de racimo se considera ilegal en virtud del Derecho Internacional, ya que daña inevitablemente a civiles. Las bombas están hechas de cientos de ‘bombetas’, que se resquebrajan en el momento del impacto, difundiendo las bombetas por un área de varios kilómetros. A pesar de que el arma está prohibida, el ejército israelí ha denominado el uso de estas bombas una ‘necesidad militar concreta’ en la invasión de Líbano.

Después de la guerra, dirigentes libaneses, grupos de Derechos Humanos Internacionales y jefes de Estado han acusado a Israel de participar en crímenes de guerra durante la invasión del Líbano, incluido el uso de armas prohibidas como las bombas de racimo.

Más de 1200 libaneses fueron asesinados durante el mes que duró la invasión israelí, de los cuales menos de 200 eran combatientes. Esto significa que aproximadamente el 85% de los libaneses víctimas eran civiles. Por otro lado, 159 israelíes fueron asesinados por los combatientes libaneses durante la invasión, 40 de los cuales eran civiles. Esto significa que aproximadamente el 25% de los israelíes muertos eran civiles.

Durante la guerra, el ejército israelí utilizó tanto la fuerza contra el pueblo libanés que hasta su sofisticado y bien equipado ejército tuvo problemas de suministro de armas, e hizo un llamamiento a su aliado, los EE.UU, para obtener más.

El gobierno de los EE.UU. envió rápidamente miles de bombas de racimo, que fueron inmediatamente utilizadas por los militares israelíes en el Líbano. El Departamento de Estado de los EE.UU. más tarde publicó una declaración diciendo que las bombas de racimo enviadas por los EE.UU. a Israel probablemente habían sido usadas contra objetivos civiles.

Traducción,M.A.B,IMEMC